VENENO DE SERPIENTES
El veneno de las serpientes es una saliva modificada que contiene distintas sustancias tóxicas y que se fabrica y acumula en unas glándulas situadas en la cabeza, generalmente bajo los ojos, en la zona posterior del maxilar superior. Estas bolsas poseen músculos en su pared que al contraerse expulsan en veneno a presión.
Desde las glándulas, el veneno sale a través de los colmillos, que en las serpientes "solenoglifas" (las que poseen un sistema productor de veneno más evolucionado), son dos grandes y afiladas piezas situadas en la parte anterior de la mandíbula superior. Estos grandes colmillos pueden ser huecos (como en las víboras), en cuyo caso el veneno discurre por su interior; o bien presentar un canal que conduce el veneno hasta el extremo del colmillo, como sucede en las cobras.
En todo caso, cuando la serpiente muerde, se contraen los músculos de la bolsa del veneno y éste sale a presión a través del colmillo para ser inyectado en la herida.
- ¿Qué Efecto Tiene el Veneno?
Esta saliva especial que es el veneno tiene diferente composición según la especie, pero en todos los casos es una mezcla de abundantes sustancias, muchas de ellas tóxicas. Éstas son generalmente enzimas muy activas, además de polipéptidos, varios tipos de fosfolípidos, glucolípidos y otros.
Tal variedad de moléculas tóxicas implica también diferentes tipos de efectos. Aunque la mayoría de las serpientes tienen en sus venenos distintas sustancias con diferente actividad tóxica, siempre hay alguna de ellas que predomina.
En conjunto, los tóxicos de los venenos se pueden clasificar en 3 grandes grupos según el efecto que producen:
1. Neurotóxicos: afectan al sistema nervioso, alterando la transmisión de los impulsos nerviosos, por lo que originan unos síntomas muy variados, como temblores, parálisis muscular, sudoración intensa, pesadez, mareos, etc. Si se destruyen las conexiones nerviosas de forma permanente, el daño puede ser irreparable y algunos neurotóxicos potentes producen la muerte por parálisis respiratoria. Son los principales componentes del veneno de la cobras, mamba negra, cascabeles o taipán.
2. Coagulantes: provocan una reacción de coagulación rápida de la sangre, originando grandes trombos que pueden afectar gravemente a distintos órganos al impedir su riego sanguíneo y pueden causar la muerte al llegar al corazón. De este tipo son las toxinas más abundantes en el veneno de las víboras.
3. Destructores de tejidos (hemolíticos, proteolíticos, etc.): destruyen el tejido conjuntivo que mantiene unidos los tejidos, provocando graves hemorragias internas, o bien rompen los glóbulos rojos, causando una falta de oxigenación de los tejidos que puede acabar con la vida. Muchas de las serpientes más venenosas poseen este tipo de tóxicos (taipán, cobra, coral, etc.), aunque casi siempre combinados con potentes neurotóxicos.
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